"Al terminar esta
historia vas a creer que Dios existe" nos dice esta película. Ang Lee quien
una vez más utiliza sus dotes de camaleón del cine y dirige una película que
como sus películas anteriores parece que ni siquiera saliera de la misma
cabeza, la de artes marciales El tigre y
el Dragón (2000) la de superhéroes Hulk
(2003), la adaptación del romance clásico Sentido
y Sensibilidad (1995) y la controversial El Secreto de la montaña (2005), esta vez nos trae una película diferente a
todas esas, una película que parece estuviera hecha para alborotar los sueños y
la imaginación de los que la ven.
Con una de las
fotografías más hermosas y mejor logradas que he visto a cargo del chileno
Claudio Miranda (el mismo de El Curioso
Caso de Benjamin Button y TRON:
Legacy) y unos efectos de animación impresionantes que hacen poner en más
de una ocasión en duda a los propios ojos, la película nos cuenta la historia
de un joven llamado Pi que termina encerrado en alta mar con un tigre llamado
Richard Parker (si, Richard Parker), un joven curioso, inteligente y a quien la
misma película nos ha llevado a encariñarnos con él en el momento del
naufragio.
La mayoría de la película
se trata sobre el naufragio, una aventura llena de imágenes impresionantes,
mucho más impresionantes de lo que uno piensa de una película de una persona
encerrada en alta mar y en donde se ve a un protagonista que crece y evoluciona
hasta que se convierte en el hombre sabio e interesante que nos está contando
la historia y uno es testigo de esa evolución. El otro protagonista Richard
Parker, el tigre, también nos promete una evolución y un crecimiento como
personaje, (además de hacernos testigos de uno de los mejores logros de
animación de los últimos años, ya que también físicamente evoluciona)
No hay ningún plano que
sobra en la película, desde que nos muestran los créditos iniciales con una
tipografía bastante atractiva que nos remonta a la India (lo hermoso de la
India más exactamente) y varias imágenes hermosas de muchos animales, la
película nos va llevando a imaginar y a convencer que estamos en un mundo mágico.
Colores llamativos,
animales, lecciones de naufragio y conflictos entre Pi y el tigre Richard son
los que acompañan esta aventura, que nos hace pensar en lo que importa en esta
vida y en por qué estamos aquí, Dios, el amor, la familia, la religión y la
tierra, pero siempre cuidándose de no perder su rumbo, hacernos creer en Dios,
personalmente diré que si lo logra, no como el Dios que pensamos a ver, el
milagroso que hace cosas impresionantes que van más allá de lo real y de lo
creíble, sino de un Dios que cuida y ama a su gente y al que vale la pena
seguir como lo dice Pi.
Finalmente Ang Lee nos
pone a prueba y por 5 minutos nos reta a usar lo que más hemos aprendido en
esta película la imaginación y si se hace correctamente nos daremos cuenta que valio
la pena ver esta película y ver “La Vida
de Pi”
hemos
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