jueves, 31 de julio de 2014

Tierra en la lengua: Melancólico homenaje a los patriarcas colombianos) Dirección. Ruben Mendoza


Colombia es y seguirá siendo un país de tradiciones, un país que mientras se construía piedra por piedra iba dejando a su paso historias, personas, anécdotas y costumbres que aunque ignoradas por los libros y demás documentos escritos es casi imposible ignorarlas del corazón y la memoria de los colombianos.

Una de estas historias es la que narra Tierra en la lengua, la historia de Don Silvio, patriarca de los llanos colombianos que sobre si lleva cargado el machismo, la experiencia, la soledad y la terquedad que funcionan como su arsenal de armas para poder ejercer (o creer que lo hace) todo el poder y la autoridad que alguna vez cuando su cuerpo y su mente eran más fuertes. 


Don Silvio quien hace una batalla final contra su propia vida, no en búsqueda de sobrevivir sino en búsqueda de dejar algo tras ella, tiene como sus únicos secuaces a sus dos jóvenes nietos quienes claramente representan el lado contrario de la vida, representan una tierra nueva que no florece sobre la tierra muerta que esta totalmente plagada con la sangre de Don Silvio. 

Una lucha de intereses generacionales entre Don Silvio y sus nietos que no solo confrontan el pasado y el presente sino también lo racional contra lo místico, es lo que le da cuerpo a esta la más reciente película del director de La Sociedad del Semáforo, Rubén Mendoza. En donde la agonía de la vida y el desperdicio de esta quedan evidenciadas minuto a minuto durante toda la película, siempre dejando interrogantes bajo los pies de los personajes. ¿Qué se hizo mal?, ¿Qué se hizo bien?

Sin necesidad de contar con un inicio, un nudo y un desenlacé representativo dentro de la obra, Rubén Mendoza nos llena de una fotografía impresionante bañada de unos paisajes llaneros hechos para ser fotografiados, de unas actuaciones naturales que no desmayan en ningún segundo y de unos personajes que se evalúan a si mismo constantemente, sacando a la luz de manera inconsciente sus propias debilidades y dudas frente a la vida. Pero que finalmente llenan a la audiencia de los mismos interrogantes y poco a poco sucumben a la presión quelos desenmascara y los muestra como sus partes más débiles. 


Una gran película colombiana sin ninguna duda, un homenaje a las tierras colombianas, a su gente, a sus historias y a los olvidados, a el valor de la vida y mucho más a el de la muerte, un espectáculo visual y teatral constante, y como la misma película lo dice un homenaje a nuestros patriarcas, incomprendidos pero sobretodo desconocidos.