Michael Haneke director de cine de austriaco considerado tal vez el director de cine europeo más importante del momento tiene la peculiaridad de hacer películas frías tristes, sencillas y humanas, pero al mismo tiempo dolorosas, emocionantes y terroríficas y su última película Amour no es la excepción una película fría, helada pero que poco a poco a medida que la seguimos viendo nos va quemando, consumiendo al igual que sus protagonistas.
Amour cuenta la historia de Anne (Emmanuelle Riva) una anciana maestra de música retirada la cual luego de una fallida operación termina con la mitad de su cuerpo paralizado y es ahí donde su esposo el también maestro de música retirado Georges (Jean-Louis Trintignant) deberá encargarse de ella, convertirse en sus pies, muchas veces en sus manos y demostrar que la frase "en la salud y en la enfermedad" realmente tiene validez.
Amour no es una película romántica pero sin embargo muestra aunque de una manera fría la profundidad del verdadero amor y lo que este implica. Ese amor mutuo que se ve en los múltiples intentos de Georges por lograr la estabilidad de su esposa y en las suplicas de Anne a su esposo para que no se preocupe por ella.
Pero Amour es mucho más que una historia de amor geriátrico, de una manera imperceptible e igual de fría a toda su atmósfera la película se empieza a convertir en una historia en una historia de terror, no el terror al que se está acostumbrado con mucha sangre y muchos asesinos, un terror un poco más humano y que se personifica y el miedo y la repugnancia hacia el dolor, hacia el sufrimiento, hacia perder lo que amamos o a quien amamos. Y la vejez de una u otra forma se convierte en una historia de horror y la de Anne no es la excepción.
Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva tienen actuaciones impresionantes, la practicidad, sencillez, meticulosidad y paciencia de Trintignant se complementa casi a la perfección con Emmanuelle Riva la cual absorbe y se apropia de toda la pantalla cada vez que aparece, el dolor y le miedo que la película pretende hacer sentir es gracias a Riva y un constante deterioro de su personaje el cual logra simplemente con su magnífica actuación casi sin necesidad de recursos obvios que ayudan a entender lo mismo como el maquillaje o el peinado.
Una película sencilla visualmente pero bastante compleja sentimentalmente en donde el montaje, el sonido, la casi ausente música que solo aparece en momentos bastantes específicos y dramáticamente necesarios e incluso la dirección de arte casi que pasan a un segundo o tercer plano y solo ayudan a dar ubicarnos de cierta manera porque donde realmente habita esta película es en nuestra mente y en nuestro imaginarios.
Pero la película no solo trata sobre el amor, la vejez y el horror de esta, la moralidad otro de los grandes contextos de la película todo el tiempo está poniéndonos alrededor de esa gran duda sobre lo correcto y lo incorrecto, lo que se debe hacer y lo que no, y con diferentes metáforas visuales Haneke que a pesar de que nunca nos impone una visión moral trata de hacernos ver las cosas desde el punto de vista de los protagonistas y de nadie más, claro siempre manteniendo como prioridad esa gran palabra que da el nombre a la película y que trata de controlar los preceptos morales: El Amor
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