La cosa es simple, los policías son buenos y los delincuentes son malos, si se tiene esto claro una película como End Of Watch funciona, David Ayer nos muestra la historia de dos policías: Brian Taylor y Mike Zavala los cuales como patrulleros de Los Angeles resultan detrás de crímenes de narcotráfico, asesinatos, trata de personas y varios crímenes más relacionados a el famoso cartel de Sinaloa. Mientras que tratan de sobrellevar sus vidas privadas como personas de familia.
Creo que la idea de la película es bastante buena, sobretodo porque siento que la intención principal es mostrar lo que es un policía cuando no está persiguiendo criminales lo que da lugar a unos muy buenos diálogos en los ratos de patrullaje de Taylor y Zavala pero también da lugar a unas no tan interesantes escenas da la vida privada y "normal" de los dos policías. Sin embargo, el principal "atractivo" de la película en realidad no es mostrar "él ser humano que hay detrás de una placa de policía" sino tratar de transmitir las sensaciones y los sentimientos que estos sienten en cada una de sus misiones diarias y para esto se recurre a un uso de cámara de vídeo en mano constante, operada por los personajes, que se convierte en un personaje más dentro de la película y en el caso de Brian Taylor es casi como si fuera una parte de su cuerpo.
Esta cámara de vídeo en mano al tratar de convertirse en uno de los elementos más importantes de la película también se convierte en uno de los elementos más molestos, ya que irrumpe todo el tiempo y varias secuencias que podrían llegar a ser muy buenas escenas de acción y son incluso indispensables para la historia, son arruinadas por el mal manejo de esta cámara en mano ya que el movimiento a veces es tan exagerado (irreal incluso si se tratase de una verdadera cámara en mano) que no se permite ver nada de la acción (Y eso sin entrar a discutir las razones por las cuales supuestamente en las conversaciones de las bandas delincuenciales y en los momentos más íntimos y privados de los personajes hay alguien grabando con una cámara de vídeo)
Las actuaciones son impresionantes Michael Peña (Zavala) y Jake Gyllenhaal (Taylor) entregan dos personajes que realmente logran conectar con la audiencia y transmitir lo que está pasando a su alrededor, sus diálogos, su amistad, sus vidas personales, la manera como enfrentan las situaciones, los convierten de cierta manera en héroes, sobre todo a Jake Gyllenhaal el cual de cierta manera está a la cabeza del dúo y sufre la mayor transformación a lo largo de la película.
Algunos personajes secundarios sobre todo los de los villanos son bastante arruinados por la dichosa cámara en mano que siempre los está cubriendo mientras que otros que no tienen este problema como las mujeres de Zavala y Taylor y algunos otros policías no generan el mismo interés. Y muchos de los conflictos que se van planteando a lo largo de la película, así mismo se van perdiendo, sin llegar a nada, mientras la película avanza.
Destacado en gran manera el uso apropiado del "spanglish" y la representación de las acciones criminales tanto de manera visual como narrativa que Zavala y Taylor van descubriendo.
Una película policíaca moderna que pudo llegar a ser una muy buena película de acción, con gran cantidad de elementos destacables pero que lamentablemente la forma en la que está realizada se vuelve incomoda y molesta a la hora de verla, en mi opinión personal llega al punto exagerado e innecesario de la cámara en mano haciéndole perder tal vez su principal atractivo, la acción.
Próximas críticas: Los Croods y Roa.
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