"Puede uno tener 80 años y con salud. Puede uno decir: ¡Viva la juventud!"
Antes de ver Jericó creí que iba a ver una historia más sobre un pueblo colombiano, uno más de esos trabajos documentales que pretende enseñarnos a los citadinos como se vive en un determinado pueblo, como la gente pasa su día a día a pesar de que todo es muy diferente a como se hace en los lugares pésimamente llamadas "civilizados". Sin embargo, Jericó no tiene ni pretende mostrar nada de eso, el pueblo del que toma nombre la película es un pueblo hermoso que nos sirve como excusa para encontrarnos con lo que interesa en la película: mujeres guerreras, hermosas y colombianas.
Jericó nos lleva a conocer la vida de un pequeño grupo de mujeres que habitan este pueblo, mujeres bañadas por alegrías, tristezas, pensamientos, historias y experiencias. Mujeres que poco a poco irán desnudando su alma y nos abrirán la puerta de su casa para que podamos escuchar sus vivencias, sus secretos, sus dolores, mujeres que no llevaran a sentir su autenticidad, a reír y llorar con ellas, conocer sus historias de amor y desamor, conocer la alegría por los sueños y metas realizadas y la tristeza porque la vejez nunca llega sola y a veces se lleva algunos partes de nuestra vida y nuestro corazón durante el recorrido. Pero que al final de todo nos recordarán que es la fuerza de las mujeres colombianas la que nunca se debe olvidar y mucho menos desconocer.
Una bella película, un homenaje a nuestras mujeres colombianas y más que una radiografía a un pueblo es una radiografía al corazón de ellas.
"El regalo más grande que me vas a dar en la vida mi Señor es que yo terminé cuando yo esté vieja, me vaya morir a Jericó" |